Como un hombre piensa

A medida que crecemos en poder espiritual y en comprensión, vamos comprobando que muchas reglas que gobiernan el aspecto exterior de la conducta llegan a ser completamente innecesarias; pero esto es consecuencia de que nos hemos elevado sobre ellas; nunca, nunca, porque hayamos caído por debajo de su nivel. Llegar a este punto, donde la comprensión de la Verdad permite pasar por alto ciertos requisitos y ordenanzas exteriores, es llegar a la Mayoría de Edad Espiritual. Tan pronto como uno deja de ser espiritualmente niño deja de necesitar algunas de aquellas observancias externas que antes le parecían indispensables. Nuestra vida, entonces, resulta más pura, más verdadera, más libre y menos egoísta de lo que era antes. Y ello es la prueba.

Para dar un sencillo ejemplo, algunas personas encuentran que, en cierto estado de su progreso, sus procesos mentales alcanzan tal grado de método y claridad que pueden hacer su trabajo diario, cumplir sus compromisos y desempeñar sus deberes sin necesidad de reloj. Al mismo tiempo sucede que un amigo, sabedor de esto y deseando emularlos, deja en casa su reloj, y resulta que llega tarde a sus citas, trastornando así todas las ocupaciones del día tanto a sí mismo como a los demás. Cuando el discípulo esté listo espiritualmente para pasar sin utilizar reloj, hará cada cosa a su tiempo sin tener que consultarlo. Si, por el contrario, tiene que esforzarse para pasarse sin reloj y después llega tarde a las citas del día, es evidente que todavía no ha alcanzado el poder espiritual necesario. Es mejor que lo lleve y que trabaje a su hora, y que se consagre a cosas que realmente importan, tales como sanarse a sí mismo y a otros, venciendo el pecado, esforzándose por lograr comprensión y sabiduría, etcétera.

De, "El Sermón de la Montaña. Emmet Fox. Capítulo III".

2020 GHM, Argentina
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar