Dominio sobre el cuerpo
DOMINIO SOBRE EL CUERPO
La gente, si tan sólo se diera cuenta de ello, podría hablarle a los órganos o partes del cuerpo físico de la misma manera que le hablaría a un niño cuya obediencia desea. Se puede decir, «¡Mira, asume inmediatamente una actividad perfecta y normal, y haz que se mantenga!» Durante el tiempo que la vida permanece dentro del cuerpo, hay innumerables pequeños trabajadores cuyo deber consiste en reconstruir la estructura atómica de la forma y mantenerla en orden perfecto. Una vez más, a dicha parte de la actividad vital se le puede decir: «Procura que mi cuerpo sea flexible y perfecto de forma, así como también bello; que mi cabello, ojos y toda parte de mí brille con La Luz de la Actividad Interna.» El hecho y Verdad Eterna es que la conciencia es la dueña y señora absoluta de todas las actividades del cuerpo, y las puede moldear en forma y acción perfectas. La única razón de que aquellos que saben esto no logren sus manifestaciones es que no perseveran en el trabajo. Si un niño desobediente se estuviera dando a la tarea de destruir algo bello y valioso en el hogar de ustedes, de seguro que le pondrían coto a eso. Ha llegado el momento de que ustedes realicen un trabajo permanente en sus cuerpos.
TRABAJADORES ELECTRÓNICOS
El trabajo de reparar y perfeccionar el cuerpo se hace a través del electrón. Díganle a los trabajadores
inteligentes en todo su cuerpo: «Pónganse a trabajar y estén pendientes de que toda partícula de esta estructura sea reemplazada con la Perfección de Dios» Hagan esto especialmente por la noche antes de acostarse. Dense cuenta de que están poniendo a trabajar a seres inteligentes que les obedecerán. Hay que impresionar sobre los trabajadores la conciencia de que la Perfección es permanente. El electrón es un foco de energía perfecta del cual los trabajadores extraen su Perfección. En vez de saber que todo lo que colocamos dentro del cuerpo es la Sustancia Pura de Dios, la mayoría de nosotros tiene la idea de que alguna Sustancia de Dios puede ser dañina. Esta idea de que alguna Sustancia de Dios sea naturalmente dañina e inarmoniosa para el hombre es un total disparate.
De, "Instrucción de un Maestro Ascendido. Maestro Ascendido Saint Germain. Discurso XXIII"