El poder es el Poder de Dios
El poder es evidentemente el poder de Dios. Sabemos que Dios es el único poder; por eso cuando obramos u oramos, es realmente Dios quien se expresa por medio de nosotros. Así como el pianista expresa su música usando los dedos de su mano, aquellos que obedecen a Dios vienen a ser como Sus dedos con los que El obra. Suyo es el poder. Si cuando oramos mantenemos la idea de que es realmente Dios quien actúa por medio de nosotros, nuestras oraciones ganarán inmensamente en eficiencia. Digamos, "Es Dios quien me inspira". Antes de emprender una obra cualquiera pensemos sinceramente, "La Divina Inteligencia está actuando ahora a través de mí", y nos sorprenderemos de ver con qué extraordinario éxito llevamos a cabo las tareas más difíciles.
El cambio maravilloso que se opera en nosotros a medida que realizamos lo que la Presencia de Dios
realmente significa, trasforma cada fase de nuestra vida, volviendo la tristeza en gozo, la vejez en juventud, las sombras en luz. Tal es la gloria -y la gloria que nosotros recibimos es, por supuesto, la de Dios también- y la felicidad que esa experiencia nos trae es, de nuevo. Dios mismo, quien está consciente de esa felicidad a través de nosotros.
De, "El Sermón de la Montaña. Emmet Fox"