Firmeza y convicción
Tal cual les dijera, en 1959 seré un caballero de los ámbitos celestiales.
Les recuerdo por un momento que el amable Jesús "manso y humilde
de corazón" era ocasionalmente muy frme; fue frme cuando echó a los
cambistas del templo de Su Padre; fue frme cuando sacaba las diversas
obsesiones de quienes estaban enfermos de mente o cuerpos; fue tan frme como Dios mismo cuando fue tentado en el desierto a aceptar todos
los poderes del reino terrenal. ¿Creen ustedes que Jesús fue débil cuando dijo, «¡Quítate de delante de mi, Satanás!»¹ Si lo hubiera sido, hubiera
descendido y aceptado hacer componendas con la adulación terrenal, y
hubiera perdido la victoria que Su mismísima frmeza, convicción y poder de tomar el partido
de la Voluntad de Dios en todo momento, había hecho posible.
¡Mucha gente se va a sorprender cuando se encuentre con su amado Maestro Jesús, al
ver y constatar cuán frme Él fue frme cuando se paró ante la tumba de Lázaro con la multitud por todas partes a su alrededor, llena de curiosidad y de un sentimiento de incredulidad
de que un hombre "muerto durante tres días" podía ser resucitado, y Jesús clamó a gran voz,
«¡Lazaro...ven fuera!»² y Lázaro salió vivo y activo en este mundo de la forma. Sin embargo, si
Jesús hubiera abordado alguna de estas experiencias sin un sentido de firmeza y convicción,
no hubiera tenido la victoria última en cada caso registrado y no registrado. No cabe duda
de que Jesús era amable, pero siempre era firme en Su convicción de la bondad de Su Padre
Celestial a quien había venido a representar; y lo dejó saber en toda ocasión, en cada uno de
los susodichos milagros que fueron realizados a través de Él para bendición de los pueblos.
Ese Poder Divino ígneo, cuando se le consagra al Servicio de Dios y se le ilumina con
la inteligencia de un espíritu de edad madura y el amor por Dios, puede hoy día a través de
cualquier hombre, mujer o niño, tal cual se hiciera en la época de Jesús, poner de manifiesto
la victoria, eliminar la causa y núcleo de la zozobra, y aliviar la vida aprisionada y liberarla a
un más feliz estado de ser.
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¹Mateo 16:22 -- Marcos 8:13
²Juan 11:43
De, "Boletines Privados de Thomas Printz. Volumen 4. Por el Amado Maestro Ascendido El Morya".