La dieta mental

El objeto de la dieta es hoy día uno de los primeros tópicos de interés público. Los
periódicos y las revistas están llenos de artículos sobre este tema. Los estantes de las
librerías están repletos de tomos que descubren los misterios de las proteínas, los almidones, las vitaminas, etc.
Actualmente el mundo tiene conciencia de comida. Los expertos en la materia dicen que físicamente se convierte uno en lo que come; que todo el cuerpo se compone de lo que uno ha ingerido en el pasado. Lo que usted comió hoy
-dicen-- estará en su corriente sanguínea después de un lapso de tantas horas y la sangre construye los tejidos de su cuerpo -ahí lo tienen.
Por supuesto, ninguna persona sensata discute eso. Es perfectamente cierto, según su
alcance, y lo único sorprendente es que el mundo haya tardado tanto en averiguarlo. No obstante, aquí voy a tratar sobre este asunto de las dietas en un nivel infinitamente más profundo y de efectos de mayor alcance. Me refiero, por supuesto, a la dieta mental.
El factor más importante en la vida es la dieta mental de la cual se vive. Es el alimento que se proporciona a la mente el que determina completamente el carácter de la vida.
Los pensamientos que usted se permita, los asuntos en los que distraiga su mente, son lo que harán que usted y lo que le rodea sea lo que son. Tal como sean sus pensamientos, así será su vida. Todo lo que hoy existe en su vida: el estado de su cuerpo, esté sano o enfermo; el estado de sus finanzas, ya esté prospero o empobrecido; el estado de su hogar, sea que esté feliz o lo contrario; de hecho, las condiciones actuales de cada fase de su vida están totalmente acondicionadas por los pensamientos y sentimientos que usted tuvo en el pasado, así como por el tono habitual de sus pensamientos pasados. Igualmente, las condiciones de su vida mañana y la próxima semana y el próximo año, serán acondicionadas en su totalidad
por los pensamientos y sentimientos que usted decida abrigar de ahora en adelante.
En otras palabras: usted escoge su vida. Es decir, usted escoge todas las condiciones de su vida cuando usted escoge los pensamientos en los que su mente se ocupa. En la vida el pensamiento es la verdadera fuerza causal y no hay otra. Usted no puede tener un tipo de mente y otro tipo de medio ambiente. Esto significa que usted no puede cambiar su medio ambiente y dejar su mente intacta, así como tampoco puede usted cambiar su mente sin que cambie también su medio ambiente.
Esta es la verdadera llave de la vida: Si usted cambia su mente sus condiciones tienen que cambiar; su trabajo o actividades tienen que cambiar, su hogar tiene que cambiar; la totalidad de su vida toda tiene que cambiar, ya que su felicidad o tristeza habitual dependen sólo de su dieta. Que esto quede muy claro. Si usted cambia su mente, las condiciones de su vida tienen que cambiar también.
Nos transforma la renovación de nuestras mentes. Así es que ahora verá que su dieta mental es realmente lo más importante en su vida. Esto puede llamarse la Gran Ley Cósmica y su Verdad es evidente una vez que se exprese de este modo. De hecho, no conozco a ninguna persona reflexiva que niegue su Verdad esencial. La dificultad en aplicarla, sin embargo, se desprende del hecho de que nuestros pensamientos están tan cerca de nosotros que es difícil, sin un poco de práctica retirarnos como quien dice y verlos objetivamente; no obstante, esto es justamente lo que debemos aprender a hacer. Tiene que acostumbrarse a escoger, en un momento dado, el objeto de sus pensamientos, y también a escoger el tono emotivo o lo que llamamos la disposición de ánimo que le da color. Si, es cierto: puede escoger su disposición de ánimo. Indudablemente, si no pudiese hacerlo no tendría ningún control sobre su vida. Las disposiciones de ánimo producen las inclinaciones de la persona que a la
larga producen o estropean su dicha, que están predispuestas al famoso "pero".
Usted no puede ser sano, no puede ser feliz, no puede ser próspero, si está mal dispuesto para serlo. Si está malhumorado, si es indolente, si es cínico, si está deprimido, si se siente superior, si está asustado, su vida no vale la pena. A menos que esté decidido a cultivar una buena disposición, pierda todas las esperanzas de hacer que su vida valga la pena; es preferible decirlo de una vez. Si no está decidido a empezar ahora y a seleccionar cuidadosamente todo el día la clase de pensamientos que va a tener, entonces pierda toda esperanza de hacer de su vida lo que quiera que sea.
En pocas palabras, si desea que su vida sea feliz y valga la pena -lo cual es lo que Dios quiere que haga de ella- tiene que empezar tiene que empezar de inmediato a entrenarse en el hábito de seleccionar y controlar sus pensamientos. Los primeros días esto será muy difícil, pero si tiene constancia podrá hacerlo cada vez con más facilidad y es realmente el experimento más interesante que pueda hacer. Es más: ese control del pensamiento es el pasa tiempo más interesante que pueda practicarse. Usted se sorprenderá de la cantidad de cosas interesantes que aprenderá de usted mismo y obtendrá resultados casi desde el principio.
Ahora bien, muchas personas que conocen bien esta verdad una que otra vez hacen
esfuerzos esporádicos por controlar sus pensamientos, pero la corriente de pensamientos está tan cerca -como ya he dicho- y los impactos desde afuera son tan constantes y variados, que no parece que progresen mucho. El único modo es formarse decididamente un nuevo hábito de pensar que responda cuando usted esté preocupado o cuando no esté en guardia, del mismo modo que si conscientemente se estuviese ocupado del asunto...

De, "La dieta mental. Emmet Fox"  

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