La Dieta mental
Usted no puede ser sano, no puede ser feliz, no puede ser próspero, si está mal dispuesto
para serlo. Si está malhumorado, si es indolente, si es cínico, si está deprimido, si se siente
superior, si está asustado, su vida no vale la pena. A menos que esté decidido a cultivar una
buena disposición, pierda todas las esperanzas de hacer que su vida valga la pena; es
preferible decirlo de una vez. Si no está decidido a empezar ahora y a seleccionar
cuidadosamente todo el día la clase de pensamientos que va a tener, entonces pierda toda
esperanza de hacer de su vida lo que quiera que sea.
En pocas palabras, si desea que su vida sea feliz y valga la pena -lo cual es lo que Dios
quiere que haga de ella- tiene que empezar tiene que empezar de inmediato a entrenarse en
el hábito de seleccionar y controlar sus pensamientos. Los primeros días esto será muy
difícil, pero si tiene constancia podrá hacerlo cada vez con más facilidad y es realmente el
experimento más interesante que pueda hacer. Es más: ese control del pensamiento es el
pasa tiempo más interesante que pueda practicarse. Usted se sorprenderá de la cantidad de
cosas interesantes que aprenderá de usted mismo y obtendrá resultados casi desde el
principio.
Ahora bien, muchas personas que conocen bien esta verdad una que otra vez hacen
esfuerzos esporádicos por controlar sus pensamientos, pero la corriente de pensamientos
está tan cerca -como ya he dicho- y los impactos desde afuera son tan constantes y variados,
que no parece que progresen mucho. El único modo es formarse decididamente un nuevo
hábito de pensar que responda cuando usted esté preocupado o cuando no esté en guardia,
del mismo modo que si conscientemente se estuviese ocupado del asunto.
De, "La Dieta mental. Emmet Fox"